Tenía que llegar el día en que de nuevo los caminos se cruzaran, quizá porque iban buscándose. Cuando se abrió la puerta del ascensor de aquel edificio en el que él trabajaba, él la vio allí, dentro, sola. Sus miradas se clavaron la una en la otra. Él entró en el pequeño ascensor, sin saber muy bien qué decir, ni qué hacer…frente a ella, mirándola , interrogándola con su mirada . Ella se le acercó , le miró a los ojos y casi le susurró “¿qué quieres de mí?” . El hombre percibió su calidez, su perfume , casi tocó su piel …fue a contestar, “a ti, te quiero a ti” .Pero no le dio tiempo, porque los labios de la mujer se posaron en los suyos . Sus manos temblorosas recorrieron aquel cuerpo tantas veces soñado , mientras duraba aquel beso , largo, cálido y dulce … cada vez más apasionado . Ella se dejó acariciar y respondió con sus manos por encima de la ropa de él, sintiendo su excitación y su dureza. Fueron unos minutos ,pero a ellos les pareció eternos , olvidaron que el mundo existía. Ese fue el principio de otros muchos encuentros , de amor enloquecido , de momentos de pasión salvaje … Momentos que sólo ellos supieron que existían. |
_M.julio 2007_
Gracias, E.
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